
Memoria Individual y Colectiva
Por qué hay tantos golpes de memoria y
tanta rememoración en nuestras inquietas sociedades?
¿Y por qué en contrapunto o en contraparte,
los historiadores se interesan tanto en la memoria
de la gente y en la de los pueblos,
por qué han convertido esto en un auténtico
y vivaz objeto de sus estudios?
Rioux
Hay momentos, períodos, coyunturas históricas, en los cuales se ponen a prueba las categorías con las que los seres humanos han tratado de dar inteligibilidad a sus prácticas y a su diario transcurrir. Es el caso de las categorías historia y memoria en el siglo XX reformuladas, al igual que buena parte del pensamiento social heredado, por los acontecimientos que caracterizaron esta centuria relacionados con guerras, genocidios y crímenes de lesa humanidad, los cuales pusieron en cuestión los idearios del pensamiento ilustrado y su fe en la razón y en la técnica como motores de progreso y civilización. Estos hechos dejaron emerger de manera significativa multiplicidad de memorias en disputa sobre los acontecimientos fundacionales del siglo XX, que a su vez interpelaron las interpretaciones historiográficas sobre lo acontecido, sobre las temporalidades de la experiencia humana, sobre lo digno de ser recordado y, por lo tanto, conservado y transmitido, pero también apropiado y resignificado.
Todo ello reverbera en el ámbito de la educación cuando nos preguntamos cómo educar a las nuevas generaciones sobre estos acontecimientos en la mira de procesar las experiencias vividas por sus antecesores, aprender de los errores y dificultades pasadas, e infundir el imperativo ético de que no se repitan crímenes de lesa humanidad y de violencia política desmedida. Problemática que coloca el debate respecto a las formas de transmisión y recreación del bagaje social y en especial lo relacionado con acontecimientos traumáticos referidos a experiencias límites y a lo que muchos denominan lo inexpugnable y lo indecible, pero potencialmente repetible.